En estos días de Chávez, Papas y
Globovisión que anuncia su remate, me quedé amodorrado delante de
la pantalla de la computadora y me vino esta fantasía:
Imagina un reportero de Globovisión en
los tiempos de Jesus de Nazaret. Por supuesto y para conservar la
adecuada coherencia en ese contexto histórico, estaría este
comunicador también al servicio del Imperio. En este caso del
Romano.
Lacaius Romanus Luciuncus, con el
emblema dorado del canal en su toga, reporta de una reunión de
seguidores de Jesús:
“Como pueden ver a través de las
cámaras de Globovisión, aquí se ha celebrado lo que parece ser una
bacanal con abundante pescado y pan entre las turbas que siguen a
Jesús. Aunque muchos de ellos afirman que éste milagrosamente ha
multiplicado los alimentos para que alcanzaran para todos los
asistentes, sabemos de fuentes que no quieren ser vistas en cámara
por temor a represalias que estos peces y panes proceden en realidad
de un saqueo perpetrado a un cargamento de un honesto comerciante
romano. Además, muchos de los peces no parecían muy frescos, y a
decir de muchos de los propios comensales algunos panes tenían moho”
Miquelus Enricus Bobolungus afirma
entrevistado en el canal, ataviado con su toga blanca y púrpura de
patricio:
“Está claro que esos seguidores de
Jesús no son más que unos desadaptados, lumpen que va detrás de él
por que les da vino y pan. Tan pronto el Imperio se deshaga de Jesús,
se acabarán sus turbas. Ya lo verán que no me equivoco, apuesto mi
honor a que ese supuesto movimiento no dejará más huella en la
historia que la de mi dedo al pasar por mi barba”.
Maria Elena Laviatrix dice ante las
cámaras desde un estudio reclinada en una poltrona al estilo romano,
por supuesto:
“Todo el mundo sabe que esa gente que
supuestamente cura Jesús no es que se cure, sino que nunca estaba
enferma. Es un engaño para esos pobres ignorantes. Además, en las
colas para ver a Jesús son adoctrinados en esa perversa ideología
que dice que todos somos hermanos, ¡incluyendo a niños!”
Kikus Ojonus Vetustus dice indignado
ante las cámaras en su programa nocturno:
“¡Es que a dónde vamos a llegar!
Este déspota arremetió contra unos pobres honestos comerciantes y
los sacó del templo donde vendían pacíficamente sus mercancías ¡y
no les han pagado su compensación! Este es un abuso que demuestra
que ese Jesús tiene infinitas aspiraciones de poder totalitario, de
dominarlo todo, de limitar el libre mercado ¡todo lo que nos es
querido está bajo amenaza! ¡Yo le advierto a todo el pueblo que me
escuche ahora y no cuando sea tarde y seamos esclavos de ese déspota
y sus turbas violentas, ignorantes y llenas de odio!”
Y el César del canal, Quilermus
Especulator Xuloguensis V, de púrpura y corona de laurel dorado ante
las cámaras con solemnes liras sonando al fondo:
“¿Qué podemos esperar de este
hombre que está en contra de la nobeza porque dice que ser rico es
malo y que no sé qué de camellos y agujas? Pues quiero que sepan
que ante estas amenazas no me queda otro camino que quedarme aquí en
Roma, donde se vive civilizadamente y le gente de verdad como yo está
protegida. Aquí varios inversionistas estamos levantando un gran
centro de entretenimiento cerca del Coloso de Nerón, por lo que
probablemente lo llamemos “El Coliseo”, y tenemos ya planificados
varios eventos de sano entretenimiento para toda la familia. Para que
vean que no somos ni rencorosos ni excluyentes ni malvados como nos
difama ese Jesús tan mentiroso, tendremos eventos especiales para
sus seguidores, con animales y todo, que serán trasmitidos a lo
largo del Imperio por mis medios y por los de otros nobles panas
míos. Por cierto, he decidido vender a uno de ellos mi propiedad en
Globovisión, incluyendo la de ustedes mis... empleados, ya que
mientras esté la moda esa de Jesús, me quedaré aquí en Roma donde
los nobles gozamos un mundo. Si alguno de mis escl... empleados
quiere venirse conmigo, yo tengo muchas plazas vacantes para el
proyecto del “Coliseo” para que me ayuden a alimentar a los
animales y a entretener al público, ¡prometo que los haremos
ricos!”
Por supuesto, esta fantasía es
extensible a todos los medios de comunicación y sus cómplices que
no hacen sino delatar el miedo y mezquindad de sus amos y esclavos
cuando surge alguien que tiene el valor de desempolvar las viejas
palabras “libertad”, “igualdad”, “hermandad”, “paz”,
“justicia”, “independencia” y hasta “felicidad”, como
simple y sabiamente incluyó Chávez.
***
El paso de grandes hombres y mujeres
por la superficie de la tierra genera profundas ondas que para
algunos de sus contemporáneos son fuente de temor y para otros de
admiración, lo que es comprensible, pero determinar la naturaleza
benéfica o no del legado de personalidades muy influyentes no
siempre queda en el terreno de lo puramente subjetivo, al menos no
del todo. En estos tiempos contamos con herramientas estadísticas
para medir el bienestar de los pueblos: en salud, educación,
estabilidad, empleo y hasta en felicidad. Eso está registrado para
Venezuela y América Latina en la CEPAL, UNESCO, FAO, PNUD,
LATINOBARÓMETRO, etc. Si atendemos a eso, Hugo Chávez dejó un país
y una América Latina mucho, pero muchísimo mejor de lo que la
encontró. Eso lo hace bueno, lo hace grande. Pero en lo que no se
puede medir aún, como nuestra capacidad de soñar un mundo mejor y
nuestra recién descubierta fé en nosotros de realizarlo, sembradas
y cultivadas por él en su diario trabajo de hormiga en nuestras
mentes, es un Gigante, como bien ha dicho su hija. Y un Gigante de
verdad se distingue porque no importa la distancia desde la que lo
veas, ni cuán grandes sean las campañas que hagan para enlodarlos o
intentar empequeñecerlos, siguen creciendo más allá de la vida, de
los años, crecen en los sueños y en la fe de millones en todo el
mundo desde la Tierra del Fuego hasta Canadá, de Palestina a Haití,
de los Andes al corazón de África, convirtiendo esperanzas en
fértiles realidades.
Por ello digo desde el fondo de mi
alma, ¡Gracias infinitas, Hugo Chávez!
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