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sábado, 13 de noviembre de 2010

Brujos, sacerdotes y adivinos en la Revolución Bolivariana

Brujos, sacerdotes y adivinos en la Revolución Bolivariana


Amanece un nuevo día en un nuevo siglo de nuestra novísima Revolución Bolivariana de Venezuela. Encendemos las luces de nuestra vivienda, nos bañamos, preparamos nuestro desayuno y el de nuestros hijos, unos se disponen a ir al trabajo, a estudiar, otros permanecen en casa. Si por alguna circunstancia disponemos de tiempo suficiente, encendemos la radio o la televisión. ¿Y qué encontramos? Brujos,sacerdotes y adivinos.


No sólo es algo absolutamente extemporáneo, anacrónico; sino completamente a contracorriente de lo que una Revolución debe o pretende ser.


Si con la razón de que son “ contenidos deformantes” se sacaron del aire las llamadas narconovelas, ¿sosteniéndose en cuáles argumentos se mantienen la inmensa cantidad de brujos, sacerdotes, adivinos y toda clase de engendros del mismo género? Y no me refiero a los llamados “magos” o “ilusionistas”, cuyo genuino arte de entretener con grandes dosis de habilidad e incesante práctica asombran aún cuando ser vistos en TV les pone una sombra de duda adicional, sino a la inmensa cantidad de charlatanes que adivinan el futuro, leen horóscopos, hacen curas milagrosas o dan misa en directo. Ya hace bastante daño esa superchería oficial llamada catolicismo para que, además de patrocinarla, la “condimentemos” con toda clase de supersticiones.


¿Cuáles son los “contenidos formativos” que estas transmisiones suponen? Creo que si alguien quiere ir a misa, pues que vaya, que en este país existe plena libertad de culto, pero me parece una verdadera burla que en este “ Estado Laico”cada domingo en el canal estatal, léase VTV, se transmita ua misa católica. Con la misma justicia y razón, podrían pedir otro tanto nuestros compatriotas judíos, musulmanes, cristianos adventistas, evangélicos, budistas, sintoístas, hinduístas, o ritos pemones, goajiros o de cualquiera de nuestras etnias nativas, con mucha mayor justificación. Al rato tendríamos un verdadero hervidero de creyentes en una confusa Babel hertziana. O todos, o ninguno. Por supuesto que, respetando la Ley, NINGUNO. Y esto no es una payasada, citemos la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela:


Artículo 21 °

Todas las personas son iguales ante la ley; en consecuencia:

No se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de toda persona.


Si la razón de eliminar las llamadas “ narconovelas” fue su “contenido deformante”, o no apropiado para la “educación” de sus víctimas o espectadores, debo recordar que a propósito de educación” lo que dice la Ley recientemente aprobada:

“Igualmente se establece que la educación es pública y social, obligatoria, gratuita, de calidad, de carácter laico, integral, permanente, con pertinencia social, creativa, artística, innovadora, crítica, pluricultural, multiétnica, intercultural y plurilingüe”, etc. (Artículo 3 de la Ley Orgánica de Educación vigente, hasta donde yo sé). Y la RAE dice: Laico: “Independiente de cualquier organización o confesión religiosa”.


Por añadidura, cada acto “oficial” debe se “refrendado” por la visita de un cura mojando todo a su alrededor, muy “revolucionario”, cuando aquí el único que tiene derecho a refrendar todo es el pueblo, por lo que debieran invitar a los Consejos Comunales y no al cura, tan al estilo de la cuarta.


No pretendo ignorar que esta Revolución ha sido catalogada como “cristiana” por su propio líder, pero eso no implica mezclar los “cristiano” con lo “oficial”, lo que considero un error y un abuso.

Pero esto no es nada, aún peor son la caterva de adivinos y embaucadores de toda índole que pululan en los medios, y que incluso los poseen, hacen ver que el “destino” depende de tu sumisión a un Dios que hizo las cosas como son por alguna razón, o que tu “destino” está trazado en las estrellas o en las cartas. Muy “revolucionario”. No sólo es una negación del valor fundamental de la Revolución Bolivariana, cual es la forja del propio destino a despecho de arquetipos, o más bien a fuerza de reventarlos; se induce en cambio a la domesticación de la mente, a la prisión del espíritu (en el sentido que significa mente y voluntad individuales) al dogma y la superstición, ambos negadores de la liberación del ser humano, ombligo de toda Revolución. Y ni qué decir tiene de la implícita negación de la ciencia y de la visión naturalista científica del mundo básica para nuestra liberación espiritual, para quitarnos los goznes que nos uncen al pensamiento de predestinación y “poder superior” paridor de todo supremacismo y explotación, llámala clasismo, racismo, colonialismo, imperialismo, etc., por no mencionar que sospecho que nuestro camino a la liberación no está en que nos hagamos curas u obedientes creyentes temerosos de un Dios caprichoso y generalmente incoherente, sino en hacer científicos, técnicos, artistas libres que obedeciendo a profundos sentimientos éticos humanistas descubran nuevas maneras de movernos hacia el desarrollo como sociedad en armonía con lo humano y lo natural, a través de la ciencia y el espíritu libre, pero responsables ante sí mismos y su sociedad y, si queremos llamarlo de algún modo, ante la Suprema Arquitectura de este bello universo y tiempo que nos tocó vivir.

Christian van der Dys




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