En su terror por la pérdida de dominio ante el aún tímido pero decidido avance de proyectos socialistas en América Latina, la prensa de la oligarquía aplica la campaña de propaganda y terror más a fondo que se haya visto probablemente desde la Europa previa a la Segunda Guerra Mundial. Luego de siglos de dominio sobre las mayorías mestizas y pobres, apenas unos avances modestos en los Derechos Humanos fundamentales activan sus alarmas.
El desarrollo de los medios de comunicación en América Latina ha sido monopolizado casi exclusivamente por los privados, los mismos que han apoyado dictaduras, ocultado persecuciones y masacres so pretexto de una "estabilidad democrática" que nunca ha sido ni lo uno ni lo otro. Ante el avance de proyectos que promueven una redistribución del poder, canales de televisión, radio y periódicos arremeten contra el poder popular emergente. Los ataques racistas, las calumnias, el supremacismo claramente neonazi en países donde lo mestizo es norma, forman parte de su arsenal habitual. Son verdaderas armas de destrucción masiva los medios de comunicación en manos de sectores privados, privados de moral y ética, ya que durante siglos les valió madres que cada vez más gente tuviera menos acceso a más cosas, y solamente les interesa proteger sus privilegios inmorales.
El caso de la promoción del golpe contra Allende en Chile del 73 por parte del grupo "El Mercurio" y su apoyo a la brutal dictadura chilena de Pinochet es harto conocido, así como continúa con su heredero político hoy en el poder. Más reciente y copiado casi al calco, el notorio apoyo de los medios de comunicación de Venezuela al breve y no menos brutal golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002 renueva la vinculación prensa-poder, pero un poder totalitario, como el que justificaron cuando el breve Carmona Estanga disolvió todos los poderes y se desató la persecución contra los chavistas, en las que el mesiánico Capriles Radonski jugó un papel fundamental como sitiador de la embajada cubana y capo de las fuerzas represoras que capturaron al Ministro del Interior del gobierno depuesto brevemente, Rodríguez Chacín. Todo esto consta en la historia, en videos y refrenecias. La otra candidata de la derecha venezolana, María Corina Machado, además de confesa receptora de dólares del Deparamento de Estado para conspirar contra el gobierno de Chávez, firmó el decreto de Carmona que disolvió los poderes y borró la Constitución vigente de 1999, como claramente lo reseña el periodista Ernesto Villegas en su excelente y muy documentada crónica "Abril golpe adentro".
Hoy me consigo en internet una pieza más de la asquerosa campaña mediática en contra no sólo de Hugo Chávez, sino del derecho a los pueblos a construir sociedades justas: este editorial de "El Comercio" del Perú, verdaera pieza digna de estudio sobre la promoción de la mentira y el odio. Mientras cita por ejemplo a "Transparencia Internacional" como acusadora del goierno de Venezuela, omite cualquier refrencia a los informes de la CEPAL, UNESCO, PNUD, etc., que testifican el avance de la Revolución Bolivariana contra la pobreza y la desigualdad, que han permitido que hoy Venezuela sea el país menos desigual de América Latina, el segundo con la mayor tasa de matrícula universitaria luego de Cuba, que ha erradicado el analfabetismo, etc. Por supuesto, lo que pasa es que "Transparencia" funciona también con dinero del Departamento de Estado, que también finania a muchos diarios del "Grupo de Diarios de América" como a "El Nacional" de Venezuela, miserable pasquín (perteneciente también a la "Sociedad Interamericana de Prensa como el diario peruano de marras) que el día infame del 11 de abril de 2002 llamó a los ciudadanos a una "batalla final" en Miraflores, sede del Ejecutivo. Es poco conocido gracias precisamente al papel encubridor de la prensa corporativa la actuación de una de las directivas de Transparencia Venezuela en favor del golpe de Estado de 2002, pero me tomé la molestia de investigar un poco y ponerlo en evidencia en un video hace ya casi cuatro años, que puedes ver aquí:
El editorial incurre en la habitual serie de omisiones, clichés y frases comunes a las que medios de su ralea nos tienen acostumbrados. lo peor es que esta desinformación, esta propagnda ha logrado calar en las adocenadas clases medias latinoamericanas, atrapadas entre el modelo consumista y el terror a ser pobre o a que los pobres dejen de serlo y se conviertan en sus vecinos. Esos mismos terrores anti proletarios, anti socialistas y ultra nacionalistas fueron los que permitieron a Hitler en Alemania. O a Pinochet en Chile, y que en última instancia sustentan la dictadura de las corporaciones y las oligarquías sobre las sociedades americanas.
Queda como otra pieza de la dominación, de la manipulación, de la propaganda, del desprecio, el prejuicio, la promoción del odio, de un clasismo intolerante, ante las que ya no podemos más ser indiferentes. Y ni hablar de la perversión del periodismo, de herramienta informativa a arma amenazante que apunta hacia quien "desentona", como la Venezuela de Hugo Chávez, que ha logrado avances importantes aunque insuficientes aún en la redistribución del poder. Por eso hay que apoyar acciones como la del presidente ecuatoriano Rafael Correa de exigir respeto a la prensa, no para él, sino por la verdad, y para los pueblos, que tienen derecho a buscar su camino hacia la equidad y la justicia. Si no has comido aún, puedes aprovechar y leer
esa atrasada y macartista pieza de propaganda, que si tienes el estómago lleno y alguna sensibilidad y aprecio por la verdad y por el periodismo, te pueden dar náuseas.
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