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lunes, 17 de abril de 2017

Ortodoxia, onanismo utópico, necrofilia revolucionaria y otras complicidades con el imperialismo

Desde hace semanas, mientras en Venezuela sufrimos la más dura, desmedida y desvergonzada ola de de ataque mediático y sus correspondientes amenazas imperiales he monitoreado eventualmente páginas "revolucionarias" como Rebelion.org o Voltaire.net y otras a ver si aparece una justa y necesaria  reacción en defensa de Venezuela en este momento de emergencia y peligro. "Esperanza inútil, flor de desconsuelo", como diría el bolero. Apenas algunos artículos que esgrimen unas tímidas defensas de la Revolución Bolivariana, pero los más nos dan sus eruditas iluminaciones que al final sólo sirven para justificar que nos intervengan, porque según ellos "la culpa la tenemos nosotros mismos", pero no por lo que debiera ser evidente para todos, o sea porque no nos da la gana de obedecer a Washington, sino porque "no hemos sido suficientemente revolucionarios". ¿Cómo podemos traducir eso sino como complicidad con el imperialismo?  Nos condenan porque  no  hicimos la Revolución que ellos querían que hiciéramos, la que ellos no pudieron hacer o no les dio la gana, sino la nuestra, la que con tanto sacrificio hemos podido levantar, incipiente e imperfecta. Más allá de lo razonadas o justificadas que puedan parecer estas críticas, el tono paternal, "sobrado" coloca a sus autores del mismo lado del imperialismo que dicen combatir porque ambos buscan el mismo objetivo: necesitan el cadáver de la Revolución Bolivariana para poder decir "¿Vieron que teníamos razón?"

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Los ortodoxos nos dicen como Marx (pero Groucho) acerca de la Revolución Bolivariana: "¿A quién le va a creer, a mí o a sus propios ojos?"


Si es evidente que la Revolución Bolivariana ha cometido innumerables errores de todo tipo, también lo es que la manera de resolverlos no es justificando su destrucción. De nada sirve al paciente que el médico demuestre tener la razón por los resultados de la autopsia.

Es lógico que esta Revolución viva, real, mundana, parezca muy "imperfecta" a quien durante toda su vida la ha imaginado "como debería ser" y ha disertado y vivido de filosofar sobre utopías. Incluso prefieren su utopía imaginada a esta defectuosa realidad, del mismo modo que algunas personas decepcionadas porque la realidad no se parece a su sueños viven su erotismo enteramente en el mundo virtual o imaginario. Hay una diferencia radical entre quien busca elementos para enriquecer su realidad y quien busca sustituirla por lo virtual, entre quien enriquece su vida con sueños y otro que prefiere su sueño personal al sueño colectivo realizado en cada acto diario de esta modesta Revolución que va desde la siembra en el patio o conuco, la atención en Barrio Adentro, la vivienda digna de la Misión hasta el derecho de señalar en la ONU al capitalismo y al  imperialismo como enemigos de la Humanidad. ¿Que falta mucho y que hay imperfecciones y errores? ¡Claro, líbranos Señor de los perfectos y la perfección, enemiga de todo cambio! Existe una delgada pero clara línea entre lo que enriquece nuestra imaginación y excita nuestro fervor revolucionario y lo que destruye la realidad y mata la esperanza. No pretendo hacer aquí y ahora una tesis sobre Revolución y erotismo, pero es indudable que la Revolución necesita y se enriquece con nuestra pasión y sueños, pero éstos no la sustituyen, ya que habitan nuestra mente, no la realidad. Igual que algunos terminan despreciando a una mujer "ordinaria" porque no se parece al desplegable central de Playboy, otros desdeñan y hasta condenan a la Revolución Bolivariana por no obedecer a las "ortodoxias revolucionarias", y se dedican entonces al onanismo ideológico imaginando a la "Revolución perfecta" como si tal cosa existiera y encima se diera en los árboles. Siempre recuerdo la frase de Russell: "El destino de los rebeldes es fundar nuevas ortodoxias". Aún peores son quienes pasan del "onanismo utópico" a la necrofilia: fantasean con el cadáver de la Revolución imaginando lúbricamente todo lo que van a hacer cuando lo tengan por fin "a mano". Eso los equipara inequívocamente con el imperialismo al que dicen adversar. A las Revoluciones no las matan las bombas, ni las invasiones, sino que mueren cuando sueño y realidad, teoría y práctica, imaginación y acción dejan de ir aparejadas en las mentes y manos del pueblo. "La mano es el filo de la mente", dijo el filósofo, y en el pueblo venezolano hay millones de manos construyendo y defendiendo la Revolución que habita nuestras mentes, que es mucho más de lo que pueden decir los intelectuales ortodoxos que pretenden que  la Revolución Bolivariana necesita su "certificación" o "denominación de origen" o cualquier ridiculez de esas para justificar su existencia. Pero si algo no necesitábamos ciertamente era su condena u omisión. Podrían haber manifestado su apoyo sin omitir sus reservas, respetando y respaldando el supremo derecho del pueblo venezolano a salvaguardar su soberanía e integridad en este momento de grave amenaza, pero su mezquindad y "purismo" ha prevalecido. Siempre encontré al menos sospechosa esa admiración por "revolucionarios desdentados", incapaces de efectuar revolución alguna como Pepe Mujica, o de aquellas micro revoluciones cuyo meritorio logro local se disuelve y se convierte en fracaso al no poder trascenderlo y convertirse en fuerza nacional y regional, como pasó con la del Subcomandante Marcos, "revolución" perdida en la maraña de sus divagaciones poéticas y filosóficas mientras el pueblo mexicano hoy padece más que nunca de todas las formas de violencia y explotación. Son, con perdón, revolucionarios de opereta, son "chéveres" porque en verdad jamás fueron amenaza para ninguna oligarquía, ningún capital, emporio comunicacional ni para nadie, nadie ni alcanzaron a redimir pueblos y probablemente ni a sus propias conciencias. Me atrevo a afirmar que son peores que los enemigos declarados de la Revolución porque hacen parecer que existe otro camino para la liberación que no sea la confrontación directa con el imperialismo. No me sorprende nada que muchos de quienes vieron con simpatía a estos y muchos otros de ese cuño que se cuentan por innumerables y efímeras bandadas sean los mismos que manifestaron sus reservas, antipatía y hasta aversión por el comandante Chávez, como hoy manifiestan contra Maduro los mismos y otros  intelectuales, puristas y cagones de calibres diversos. Mientras Maduro enfrenta con valentía al imperialismo y la oligarquía y sabemos que pagaría personalmente con su vida como Allende su lealtad a Chávez y al pueblo, como ya le han hecho saber con amenazas internas y externas, personajes como Mujica en lo externo y muchos enanos internos y figurines sirven de comparsa y distracción mientras el imperialismo sigue bombardeando, expropiando y asesinando impunemente contando con sus complicidades activas u omisiones, y van viajando y dando declaraciones a los mismos medios que satanizan a la Revolución Bolivariana y hacen campaña para justificar una intervención. En esa campaña estos "árbitros del la buena Revolución" colaboran a veces por omisión,  a veces activamente con frasecitas dejadas caer "casualmente" por aquí o por allá, del mismo modo que los modistos dan consejos de etiqueta, moda y vestir en los programas televisivos de frivolidades. Por mí se pueden ir con viento fresco al carajo por cobardes y colaboradores. En el caso particular de Mujica, su único mérito parece ser no haberse muerto hace años, y la longevidad nunca ha sido una virtud revolucionaria y no parece que vaya a serlo pronto.

Si crees que lo que está pasando con Venezuela es nuevo, lee lo que pasó con Arbenz en Guatemala en 1954, el asedio perpetuo a Cuba, Allende en Chile en 1973, o Chávez en 2002. ¿Acaso las supuestas "imperfecciones" de cada uno de estos procesos los hacía merecedores del ataque imperial? Mutatis mutandis, son los mismos actores y los mismos procesos y la pregunta es muy sencilla: ¿de qué lado estás, de los imperialistas o del pueblo soberano de Venezuela? ¿Te daría placer ver las "explicaciones post mortem" de la Revolución Bolivariana y el retorno de Venezuela al redil imperial como pasó con Guatemala y Chile?

No quiero dejar sin terminar esta opinión sin mencionar dos pares de ejemplos contrapuestos: dos intelectuales que arriesgan posiblemente hasta su vida apoyando a la Revolución y dos políticos cuyo reptar es verdaderamente repugnante.

Los dos intelectuales son Ignacio Ramonet y Fernando Buen Abad. El primero, biógrafo y amigo personal de Chávez, ha relatado cómo ha padecido la censura:

"En El País dejaron de publicarme, en La Voz de Galicia, en la universidad donde yo enseñaba desde hacía 35 años pusieron un operativo para cortarme el contrato, en la radio Cultural yo tenía un programa semanal que también me censuraron porque no podían tener a un colaborador de Fidel, en Le Monde organizaron un juicio porque decían que un periodista de Le Monde no podía tener una entrevista con Fidel Castro.

Yo solo decía que se pasan la vida atacando a Cuba y a Fidel Castro y pedía que le dieran la palabra una vez. En un juicio de la justicia se le da la palabra al acusado. Fidel jamás eludió una sola pregunta. Si algo se omite es culpa mía y lo digo en el prólogo. Por hacer ese libro fui represaliado, censurado. En algunos periódicos hoy puedo publicar, pero ni mencionan el libro, es como si dejara de existir." - "Conversando con Ignacio Ramonet: “Tengo ojos cubanos” (+ Video) | Mesa Redonda" - http://mesaredonda.cubadebate.cu/mesa-redonda/2017/03/27/conversando-con-ignacio-ramonet-%E2%80%9Ctengo-ojos-cubanos%E2%80%9D-video/  


El otro, Fernando Buen Abad, filósofo y defensor de la Revolución Bolivariana, fue recientemente víctima de un presunto "robo" en su domicilio donde sólo se llevaron su computadora. El hecho de que esto ocurra en México,  el país donde más asesinan a comunicadores en el hemisferio no deja de ser altamente preocupante.

Un ejemplo perfecto porque viene muy a cuento de esa ortodoxia revolucionaria onanista cómplice con el imperialismo, es el sorprendente por lo descarado "comunicado conjunto" que en enero de este año nos soltaron "Marea Socialista" y Provea, organización ésta que yo mismo comprobé que recibe fondos de entes vinculados la CIA e incluso directamente de la Fundación Georges Soros, financista de las "revoluciones de colores" y los neonazis de Ucrania, entre otras joyitas como pueden ver en el video:

Ver:

Con apoyo de Provea: Marea Socialista denunció en la Defensoría que el Gobierno la acosa - https://www.aporrea.org/actualidad/n302918.html

Por qué PROVEA no puede ser un vocero válido por los Derechos Humanos en Venezuela 



Los dos casos de políticos son a cual más vergonzoso, aunque difícilmente se puedan calificar de sorprendentes, salvo que sea por el nivel de indignidad y servilismo: el del presidente uruguayo Tabaré Vázquez, conocido desde hace años por el chavismo por su "guabineo" con Chávez y su culipandeo ante el imperio, sobre cuyo apoyo a esa mierda imperial de la OEA y su compadre Almagro y por tanto, su implícito apoyo a la intervención imperial en Venezuela es incalificable.


La otra es peor: Michelle Bachelet, presidenta de Chile, cuyo padre y ella misma según sufrieron la persecución y tortura del régimen pinochetista impuesto por el mismo Washington al que ahora apoya y respalda en su intento de repetir con Venezuela lo que hicieron con su país en 1973. Tanto lameculismo y ser capaz de traicionarse hasta a sí misma me hace sentirme particularmente feliz de tener en mi país a un Nicolás Maduro cada vez más líder, mostrando día a día lealtad al pueblo, al mandato de Chávez y sobre todo, a sí mismo. Sirvan los ejemplos citados de traición y lameculismo de Tabaré y Bachelet y comparemos con Nicolás a quien ¡bendita la diferencia!, Trump no llama ni para darle órdenes ni sugerirle ni intimidarle, y luego díganme que en Venezuela no hay una verdadera Revolución en marcha, para darles un bofetón por "jetones" como diría Condorito.

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