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jueves, 14 de marzo de 2013

El Evangelio según Globovisión


En estos días de Chávez, Papas y Globovisión que anuncia su remate, me quedé amodorrado delante de la pantalla de la computadora y me vino esta fantasía:

Imagina un reportero de Globovisión en los tiempos de Jesus de Nazaret. Por supuesto y para conservar la adecuada coherencia en ese contexto histórico, estaría este comunicador también al servicio del Imperio. En este caso del Romano.

Lacaius Romanus Luciuncus, con el emblema dorado del canal en su toga, reporta de una reunión de seguidores de Jesús:

“Como pueden ver a través de las cámaras de Globovisión, aquí se ha celebrado lo que parece ser una bacanal con abundante pescado y pan entre las turbas que siguen a Jesús. Aunque muchos de ellos afirman que éste milagrosamente ha multiplicado los alimentos para que alcanzaran para todos los asistentes, sabemos de fuentes que no quieren ser vistas en cámara por temor a represalias que estos peces y panes proceden en realidad de un saqueo perpetrado a un cargamento de un honesto comerciante romano. Además, muchos de los peces no parecían muy frescos, y a decir de muchos de los propios comensales algunos panes tenían moho”

Miquelus Enricus Bobolungus afirma entrevistado en el canal, ataviado con su toga blanca y púrpura de patricio:

“Está claro que esos seguidores de Jesús no son más que unos desadaptados, lumpen que va detrás de él por que les da vino y pan. Tan pronto el Imperio se deshaga de Jesús, se acabarán sus turbas. Ya lo verán que no me equivoco, apuesto mi honor a que ese supuesto movimiento no dejará más huella en la historia que la de mi dedo al pasar por mi barba”.

Maria Elena Laviatrix dice ante las cámaras desde un estudio reclinada en una poltrona al estilo romano, por supuesto:

“Todo el mundo sabe que esa gente que supuestamente cura Jesús no es que se cure, sino que nunca estaba enferma. Es un engaño para esos pobres ignorantes. Además, en las colas para ver a Jesús son adoctrinados en esa perversa ideología que dice que todos somos hermanos, ¡incluyendo a niños!”

Kikus Ojonus Vetustus dice indignado ante las cámaras en su programa nocturno:

“¡Es que a dónde vamos a llegar! Este déspota arremetió contra unos pobres honestos comerciantes y los sacó del templo donde vendían pacíficamente sus mercancías ¡y no les han pagado su compensación! Este es un abuso que demuestra que ese Jesús tiene infinitas aspiraciones de poder totalitario, de dominarlo todo, de limitar el libre mercado ¡todo lo que nos es querido está bajo amenaza! ¡Yo le advierto a todo el pueblo que me escuche ahora y no cuando sea tarde y seamos esclavos de ese déspota y sus turbas violentas, ignorantes y llenas de odio!”

Y el César del canal, Quilermus Especulator Xuloguensis V, de púrpura y corona de laurel dorado ante las cámaras con solemnes liras sonando al fondo:

“¿Qué podemos esperar de este hombre que está en contra de la nobeza porque dice que ser rico es malo y que no sé qué de camellos y agujas? Pues quiero que sepan que ante estas amenazas no me queda otro camino que quedarme aquí en Roma, donde se vive civilizadamente y le gente de verdad como yo está protegida. Aquí varios inversionistas estamos levantando un gran centro de entretenimiento cerca del Coloso de Nerón, por lo que probablemente lo llamemos “El Coliseo”, y tenemos ya planificados varios eventos de sano entretenimiento para toda la familia. Para que vean que no somos ni rencorosos ni excluyentes ni malvados como nos difama ese Jesús tan mentiroso, tendremos eventos especiales para sus seguidores, con animales y todo, que serán trasmitidos a lo largo del Imperio por mis medios y por los de otros nobles panas míos. Por cierto, he decidido vender a uno de ellos mi propiedad en Globovisión, incluyendo la de ustedes mis... empleados, ya que mientras esté la moda esa de Jesús, me quedaré aquí en Roma donde los nobles gozamos un mundo. Si alguno de mis escl... empleados quiere venirse conmigo, yo tengo muchas plazas vacantes para el proyecto del “Coliseo” para que me ayuden a alimentar a los animales y a entretener al público, ¡prometo que los haremos ricos!”

Por supuesto, esta fantasía es extensible a todos los medios de comunicación y sus cómplices que no hacen sino delatar el miedo y mezquindad de sus amos y esclavos cuando surge alguien que tiene el valor de desempolvar las viejas palabras “libertad”, “igualdad”, “hermandad”, “paz”, “justicia”, “independencia” y hasta “felicidad”, como simple y sabiamente incluyó Chávez.

***

El paso de grandes hombres y mujeres por la superficie de la tierra genera profundas ondas que para algunos de sus contemporáneos son fuente de temor y para otros de admiración, lo que es comprensible, pero determinar la naturaleza benéfica o no del legado de personalidades muy influyentes no siempre queda en el terreno de lo puramente subjetivo, al menos no del todo. En estos tiempos contamos con herramientas estadísticas para medir el bienestar de los pueblos: en salud, educación, estabilidad, empleo y hasta en felicidad. Eso está registrado para Venezuela y América Latina en la CEPAL, UNESCO, FAO, PNUD, LATINOBARÓMETRO, etc. Si atendemos a eso, Hugo Chávez dejó un país y una América Latina mucho, pero muchísimo mejor de lo que la encontró. Eso lo hace bueno, lo hace grande. Pero en lo que no se puede medir aún, como nuestra capacidad de soñar un mundo mejor y nuestra recién descubierta fé en nosotros de realizarlo, sembradas y cultivadas por él en su diario trabajo de hormiga en nuestras mentes, es un Gigante, como bien ha dicho su hija. Y un Gigante de verdad se distingue porque no importa la distancia desde la que lo veas, ni cuán grandes sean las campañas que hagan para enlodarlos o intentar empequeñecerlos, siguen creciendo más allá de la vida, de los años, crecen en los sueños y en la fe de millones en todo el mundo desde la Tierra del Fuego hasta Canadá, de Palestina a Haití, de los Andes al corazón de África, convirtiendo esperanzas en fértiles realidades.

Por ello digo desde el fondo de mi alma, ¡Gracias infinitas, Hugo Chávez!

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