“¿A quién le va creer usted, a
mí o a sus propios ojos?”
Groucho MARX
No, no me refiero a los llamados
“evangélicos”. Tampoco a la supuesta “invasión islámica”
que según medios mayameros estaría sucediendo en el país. Me
refiero a la oposición de derecha.
Durante la última mitad del siglo XX,
el Pacto de Punto Fijo significó que no importaba qué votaran los
venezolanos en las urnas, el resultado iba a ser el mismo, pues salvo
ligeros matices no había diferencia alguna entre los candidatos y
sus facciones. Diferentes caras que representaban los mismos
intereses. Si me permiten la expresión coloquial, la misma mierda en
diferentes frascos.
Para crear la sensación de que eran
diferentes productos y que valía la pena “ir a comprarlos” en
cada “elección”, la campaña mediática de mercadeo fue la misma
que se sigue aplicando hoy a productos igual de inútiles e incluso
dañinos: olvídate del producto, céntrate en al empaque. Así se
vació la “democracia” de contenido. La gente votaba por el
candidato que “más le gustaba”, sin que esto tuviera nada que
ver, o muy poco, con contenidos políticos. La “política” se
convirtió en clichés y colores, al mejor “estilo americano”. El
“debate político” se limitó a lo circustancial, a lo que se
podía modificar sin cambiar nada que pusiera ni siquiera en tela de
juicio el modelo de dominio absoluto de “los mismos de siempre”,
como sabemos, por lo que se nos vendió el eslogan de la “democracia
más sólida de América Latina”, la “Venezuela Saudita”, el
mayamerismo del “'ta barato dame dos”, etc. El “Caracazo” de
1989 supuso el brutal fin de ese espejismo.
Este quiebre supuso igualmente la
entrada a escena política de Hugo Chávez, primero con la irrupción
del 4F, y luego y más importante, con su candidatura presidencial
que supuso la entrada de un “marketing político” diferente, con
fondo, ideología e historia. Innumerables citas históricas, sobre
todo del héroe nacional Simón Bolívar llenaron los espacios. Para
muchos venezolanos, la mayoría como quedó demostrado en breve, era
claro que el país estaba enfermo y quien ofrecía la cura más
adecuada era Hugo Chávez. Además de que ante la pérdida de
credibilidad de los políticos del establishment y sus
organizaciones, muchos optaron por él como una posibilidad de
salvación ante la certeza de la condenación de las alternativas de
siempre.
Este escenario es clave para formularse
la siguiente pregunta: Si tú o un familiar cae con algún
padecimiento de cierta gravedad ¿irías al médico más bonito o que
te es más simpático o al que creas que tiene la posibilidad y los
medios reales de sanar al paciente? Si no dudamos en acudir a un
médico aunque nos parezca feo, o incluso que nos “caiga mal”
para conseguir sanación, ¿por qué algunos se dejan dominar por las
consideraciones más banales a la hora de decidir quién debe “curar”
a un país? Y un poco más a fondo: ¿cómo sabemos si un país se
está “curando”?
Como en medicina, también existen
herramientas científicas para identificar los males que pueden
padecer los pueblos. En vez de fiebre, malestar o incapacidad se
identifican elementos que sirven de índices colectivos de bienestar
o su carencia: pobreza, expectativa de vida, educación, salud, etc.
De igual manera que en la ciencia médica, los encargados de
monitorear los índices de bienestar de un país se sirven de la
ciencia para poder establecer puntos de referencia sobre los cuales
hacer diagnósticos con la mayor precisión y las metas que permitan
el establecimiento de políticas públicas que conduzcan al máximo
bienestar posible de la población estudiada. Para establecer cierto
grado de independencia y fiabilidad de estos indicadores tan
importantes, se han creado organizaciones en las que colaboran
científicos y académicos de varias nacionalidades, como las que
actúan a través de ls diferentes oficinas de las Naciones Unidas:
CEPAL, PNUD, FAO, UNESCO, UNICEF, etc. Ignorar tanto los métodos
científicos como las propias organizaciones que sirven de base para
el establecimiento de políticas públicas nacionales y regionales es
tan absurdo como pretender diagnosticar a un paciente basándonos
únicamente en nuestros prejuicios e intuiciones. Si es irresponsable
hacerlo con un individuo, pretender actuar así con un colectivo es
el extremo del fanatismo irresponsable.
Pues eso es lo que propone la oposición
venezolana: como lo que dice la ciencia se opone a sus axiomas, no es
que ellos estén equivocados, no, sino que la ciencia “está
comprada”. Es decir, todas
las oficinas de Naciones Unidas están compradas por el
“castrocomunismadurismo del rrrégimennnnn” venezolano,
según. Veamos:
- Y lo último que desató la ira de la oposición fue que la FAO declarara que Venezuela ha erradicado el hambre
- Todas estas (y las que faltan) son mentiras de las Naciones Unidas que están compradas por el castrochavismomaduristacomunista (¡ufff!) del rrrrrrrégimennn venezolano, según la oposición, ya que todas ellas son falsas. Así de ridículo como suena, y lo dicen sin sonrojarse siquiera.
El reciente reconocimiento de la FAO a Venezuela ocasionó una reacción
insólita por parte de la oposición venezolana, que llegó a acusar
a Brasil y la propia FAO de cohonestar un informe “comprado”. Tan
temeraria y grotesca acusación se lanza a los medios sin ningún
estudio ni al parecer la menor intención de presentar alguna prueba
que lo respalde. Es decir, ni siquiera han tenido la intención de
aportar pruebas de lo que dicen: simplemente que como lo que dice la
FAO no está de acuerdo con su postulado axiomático supremo que es
“todo lo que hace el chavismo es malo”, lo
descalifican. Semejante proceder recuerda mucho al de la Inquisición
que amenazó con quemar a Galileo por atreverse a insinuar que la
tierra se mueve alrededor del Sol, o a los Nazis que postulaban la
superioridad de la raza aria y la “manifiesta” inferioridad de
judíos, negros, gitanos y comunistas. Este adoctrinamiento
acientífico y apriorístico es característico de los extremismos
que hoy la prensa suele asociar a los “talibanes musulmanes”,
cristianos fundamentalistas, judíos ortodoxos, etc., pero como
vemos, está aquí, en la muy occidental, citadina y actual Venezuela el
rechazo a todo postulado científico que se oponga a la visión
irracional de la derecha venezolana. Lo más insólito es que vemos
entonces a "tecnócratas" que rechazan la ciencia, e incluso muchos
opositores académicos y egresados de reputadas universidades con
diplomados científicos toman esta actitud medieval, dogmática e
inquisitorial.
En la misma onda irracional y
acientífica rechazaron los resultados ajustados pero claros de la
última elección presidencial del 14 de abril, una de los tantísimos
eventos electorales realizados en Venezuela en los últimos tres
lustros (que creo contabilizan casi 20) y que, “casualmente” han sido
rechazados por la oposición “democrática” todos los que ha
perdido y, por supuesto, ninguno de los que ha ganado.
Llegaron al extremo del ridículo
cuando su abanderado para la presidencia dijo que había sido víctima
de un fraude electoral y, por increíble que parezca, intentó
poner como prueba de ello una mesa electoral donde ganaba su opción.
Cualquier intento de tomar como de buena fe las acusaciones de Capriles
contra el Consejo Nacional Electoral venezolano muere ante tamaña
irresponsabilidad y desfachatez de su parte, pero por supuesto,
semejante disparate no ddesalentó a sus fanáticos y encegecidos
seguidores que siguen hoy, sin prueba alguna, clamando que hubo
“fraude” y que son víctimas de una conspiración internacional
(como decían los nazis de los judíos y comunistas, “casualmente”
también, claro). Es evidente que no hay, como
en tantas ocasiones anteriores, ninguna base real para pretender
desconocer el resultado electoral, al igual que tampoco tiene la
oposición venezolana ninguna razón para contradecir y menos
desautorizar los muchos elogios que las diferentes oficinas
internacionales han realizado al Gobierno bolivariano venezolano por
sus avances en materia política y social.
En otros terrenos es también conspicuo
el desconocimiento de la evidencia científica por parte de la
derecha siempre inspirada en divinidades o “respaldada” por Dios,
como el Caudillo español. Mientras la evidencia de que hay un
calentamiento global de origen antropogénico es cada vez más
apabullante, los que se incomodan por la posibilidad de que en vez de
suicidarnos horneados por nuestro propio fuego consumista se impongan
restricciones mundiales a la producción de gases de efecto
invernadero y se regule la industria, se manifiestan desconociéndola
porque contraviene sus dogmas. El ex presidente español Aznar,
“casualmente” socio de la derecha venezolana y particularmente
del partido Primero Justicia del “académico” Julio Borges y del
ex candidato Capriles es
uno de los más notorios, o al menos mejor pagados de los lobbistas
negacionistas del calentamiento global. Si la teoría de la
evolución contraviniera su doctrina del capitalismo infinito,
también la adversarían abiertamente, porque no les importa la razón sino el
dinero y el poder.
La ciencia, aplicada en las
estadísticas que nos indican la situación de una población en
cuanto a su bienestar o la matemática precisa que nos dice cuál es
la decisión de una mayoría en elecciones verdederamente
democráticas, al igual que la que nos indica cómo sanar a un
paciente o ahondar el conocimiento de nuestro fascinante universo, es
imprescindible para orientar y medir el camino a nuestro desarrollo
integral, sostenible y armónico. Que se nos proponga prescindir de
ella es una señal más del acientifismo e irracionalidad fanática
de la oposición venezolana muy emparentada con el neonazismo. Que la
oposición rechace sin argumentos los testimonios exhaustivamente
fundamentados de las diferentes oficinas y agencias de las Naciones
Unidas que certifican el avance social venezolano es toda una
declaración de intenciones. Quien renuncia a la razón sólo puede
acudir a la fuerza y la locura, al fanatismo y a la propaganda de
terror anticomunista tan macartista, y nazi como peligrosa para
tratar de movilizar a las masas hacia la violencia, como lo han
logrado ya varias veces, la última luego de su fracaso electoral con
el resultado fatal de 11
muertes, todas de chavistas o sus familiares (incluyendo dos
niños).
La terrible disyuntiva entre dogma y
ciencia es expuesta de manera muy bella y a la vez cruda por el
profesor Jacob Bronowski en uno de sus memorables episodios de “El
Ascenso del Hombre”, serie de la BBC de los años 70 sobre un
texto suyo, cuando nos recuerda, caminando entre el cieno formado
por las cenizas de 4 millones de seres humanos en una charca en
Auschwitz, cuál el es el resultado de pensar que se tiene un
conocimiento absoluto sin ningún contraste con la realidad. Allí
dice: “Hay dos partes que intervienen en el dilema humano. Una es
la creencia de que el fin justifica los medios. Esta filosofía
arrolladora, deliberadamente sorda al sufrimiento, se ha convertido
en el monstruo de la maquinaria bélica. La otra es la traición al
espíritu humano: la afirmación del dogma que cierra la mente y
convierte a una nación, a una civilización, en una legión de
fantasmas: fantasmas obedientes o fantasmas torturados.Se ha dicho
que la ciencia deshumanizará a la gente y la convertirá en números.
Esto es falso,trágicamente falso. Compruébelo usted mismo. Este es
el campo de concentración y el crematorio de Auschwitz. Fue aquí
donde la gente se convirtió en números. En este estanque fueron
esparcidas las cenizas de cuatro millones de personas. Y esto no fue
obra del gas. Fue obra de la arrogancia. Fue obra del dogma. Fue obra
de la ignorancia. Cuando la gente se cree poseedora del conocimiento
absoluto, sin pruebas de la realidad, tal es su comportamiento. Todo
ello ocurre cuando los hombres aspiran al conocimiento de los dioses.
La ciencia constituye una forma de conocimiento eminentemente humana.
Nos hallamos siempre al borde de lo conocido, tratamos de
adelantarnos siempre a la esperado. Todo juicio científico se sitúa
al margen del error y es personal. La ciencia es un tributo a lo que
podemos saber, pese a que somos falibles. Las palabras de Oliver
Cromwell encierran una gran verdad determinante: 'Yo te suplico, por
las entrañas de Cristo, que pienses en la posibilidad de estar
equivocado' .Como científico, estoy en deuda con mi amigo Leo
Szilard; como ser humano, estoy en deuda con los muchos miembros de
mi familia sacrificados en Auschwitz, merced a los cuales me
encuentro ante esta cuenca como sobreviviente y testigo. Debemos
curarnos del ansia de conocimiento absoluto y de poder. Debemos
acortar la distancia entre la motivación de los impulsos y el acto
humano. Debemos acercarnos más a nuestros semejantes.”
El Dilema Humano: Dogma e Ignorancia -
Jacob Bronowski (Subtitulado CC) - YouTube
Ver también:
CEPAL - Tenemos que aprender de las
políticas redistributivas de Venezuela - YouTube
Venezuela es reconocida en Roma por la
FAO por cumplir las metas para eliminación del hambre - YouTube
Representante del PNUD: Venezuela se
ubica entre los países con mayor índice de desarrollo humano -
YouTube
Venezuela es el segundo país que más
creció en Índice de Desarrollo Humano - Noticia en ANTV
Rebelion. El ocultado rostro del
presidente Chávez
PNUD Venezuela - Venezuela se ubica en
puesto 71 de 187 países según su IDH
No hay comentarios:
Publicar un comentario