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miércoles, 12 de junio de 2013

Diferencia entre melodrama venezolano y tragedia griega: de RCTV al cierre de la TV pública en Grecia.

En los videos de arriba, dos canales informativos públicos venezolanos, Venezolana de Televisión en Dossier y Telesur reseñan el abrupto cierre del canal estatal griego. Cabe preguntarse si esta noticia será difundida por los medios privados venezolanos, tan alineados con el neoliberalismo radical expropiador.

No fue que se le acabó la concesión a una empresa privada que usaba el espectro radioeléctrico en custodia del Estado para atentar contra él como sucedió con la venezolana RCTV el 28 de mayo de 2007, sino que sencillamente cerraron y sacaron del aire a un canal de TV en plena transmisión, sin aviso y sin protesto porque la "troika" lo consideró despilfarrador; sin embargo, estoy seguro que no habrá llanto mediático por esta amputación a la libertad de expresión del pueblo griego, así como de su derecho a la propiedad ya que era un canal público y al derecho al trabajo de sus operadores y periodistas. No habrá campaña de años en CNN o en otras cadenas de medios privados acusando esta vez con razón al Estado griego de dictadura que empobrece al pueblo y le quita sus derechos y lo reprime duramente cuando se atreve a salir a la calle a manifestarse en contra, tampoco se pronunciará el Departamento de Estado de EE.UU., ni se discutirá en el Parlamento Europeo, ni habrá foros y giras de sus afectados alrededor del mundo, como hicieron en el caso del final de la concesión de RCTV, ni nadie hablará de "cierre" de un medio de comunicación. Simplemente silencio, porque a quienes montaron el llantén meolodramático mundial sobre RCTV en Venezuela jamás les interesó la fulana "libertad de expresión" ni los derechos del pueblo venezolano, sino desprestigiar y actuar políticamente contra la Revolución Bolivariana, amén que es de sobra evidente que ni entonces ni ahora la libertad de expresión estuvo amenazada en Venezuela, salvo en los aciagos días del golpe de Estado de 2002 del que todos recordamos con amargura cómo el pueblo chavista fue eliminado de las calles y de los medios a través de una censura descarada que haría la envidia de un pinochet.

La campaña mediática mundial, acorde con las novelas y melodramas que tan populares hicieron al canal de TV golpista venezolano, con imágenes de actrices llorando a moco suelto el día del fin de la concesión, contrasta con el silencio que cubre a este sí brutal CIERRE de un canal PÚBLICO de una manera mucho más eficiente y definitiva que la operada por Enrique Mendoza contra el canal público venezolano VTV durante el golpe, e igual de arbitraria. Mientras en Venezuela la no renovación de la concesión fue anunciada con meses de antelación, ajustada a Derecho, transitada en no sé cuántos tribunales, en Grecia se sacó al canal del aire de un sopetón, con esa soberbia y autoritarismo que se requiere para instaurar los brutales "recortes" (eufemismo que equivale a llamar "manicura" a la amputación de una extremidad) que constituyen lo que Naomi Klein ha denominado con razón "doctrina del shock" por medio de la que el pueblo griego es capado, descojonado, silenciado y violado delante del mundo para que sirva de ejemplo, puede que al pueblo español o a cualquiera que se atreva a oponerse al régimen totalitario del neoliberalismo, de el Capital. La moraleja es clara: lo único que defienden las empresas privadas de comunicación son sus intereses, sus muy PRIVADOS y particulares intereses; toda esa cháchara sobre "libertad" no es más que el silenciador del arma con la que disparan a los gobiernos que en vía contraria hacen público lo que antes era privado, acusándolos de "dictatoriales" o "totalitarios", como han hecho con el venezolano.

Vuelve a quedar claro que es el capitalismo el que confisca las libertades de los pueblos, su bienestar y soberanía, y como los medios corporativos forman parte de la manada depredadora, sólo aúllan cuando se sienten afectados en sus intereses; la libertad de expresión o cualquier otro derecho de los pueblos les vale madres, como queda nuevamente demostrado en el caso griego.

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