En su desesperación ante los continuos triunfos del chavismo, la derecha venezolana se dejó conducir por la influencia de un Washington cada vez más indeferenciable del Tercer Reich alemán del siglo pasado, que ha convertido a los Estados Unidos en un país supremacista, militarista, policial, con desigualdades sociales crecientes, en guerra permanente externa e internamente contra los pobres y "minorías" raciales, gobernado por accionistas y no por electores: una plutocracia militar - policial en toda regla.
Lo que debió haber sido una oposición leal, democrática y patriótica al proceso bolivariano que nacía en 1999 en Venezuela devino bajo esta nefasta influencia en lo que a la tenebrosa luz de acontecimientos como el golpe de Estado de 2002, el sabotaje petrolero, las guarimbas continuadas o "la salida" (por mencionar sólo las más notorias acciones violentas e inconstitucionales de la derecha venezolana) en otra cosa mucho más peligrosa e impredecible. Para oponerse al "Socialismo del Siglo 21", han pretendido legitimar lo que no dudo en calificar de "Nazismo del Siglo 21", con manifestaciones abiertamente racistas, clasistas, violentas, que promueven un "Para-Estado de facto" que quienes padecimos las infames guarimbas y fuimos víctimas del secuestro masivo de nuestros vecindarios enteros por bandas violentas muy similares a los camisas pardas nazis y sus Juventudes hitlerianas vislumbramos horrorizados.
Lo que debió haber sido una oposición leal, democrática y patriótica al proceso bolivariano que nacía en 1999 en Venezuela devino bajo esta nefasta influencia en lo que a la tenebrosa luz de acontecimientos como el golpe de Estado de 2002, el sabotaje petrolero, las guarimbas continuadas o "la salida" (por mencionar sólo las más notorias acciones violentas e inconstitucionales de la derecha venezolana) en otra cosa mucho más peligrosa e impredecible. Para oponerse al "Socialismo del Siglo 21", han pretendido legitimar lo que no dudo en calificar de "Nazismo del Siglo 21", con manifestaciones abiertamente racistas, clasistas, violentas, que promueven un "Para-Estado de facto" que quienes padecimos las infames guarimbas y fuimos víctimas del secuestro masivo de nuestros vecindarios enteros por bandas violentas muy similares a los camisas pardas nazis y sus Juventudes hitlerianas vislumbramos horrorizados.
Su gusto por los linchamientos mediáticos y reales, por la "justicia" terrible de una horda maledicente y odiosa, su amor por el poder y el dinero y quienes lo ostentan, su odio ilimitado por la Revolución solidaria pero su afición egoísta por acaparar su beneficios, su codicia insaciable y su desprecio por el prójimo, su repugnancia por la solidaridad y su satisfacción por la caridad mendicante que mantiene a "esa gente" en su sitio, en todo eso y más veo el fantasma, el espíritu del nazismo que no murió en Berlín en 1945, sino que se hace fuerte en Ucrania, en los racistas genocidas israelíes tan amigos de esa oposición venezolana, en los pinochetistas chilenos (también amiguitos de la oposición, ¡qué casualidad!), en "la casta" española que empobrece y envilece al pueblo, en los policías gringos asesinos impunes que matan negros y latinos, en ese Estado que mantiene un centro de tortura en Guantánamo y envía soldados y odiosos drones a asesinar niños "para que no se conviertan en terroristas", en la mafia de la OTAN que masacra aldeas enteras en nombre de la libertad, en los racistas bolivianos, los paramilitares colombianos y sus descojonados jefes políticos, en los comandos linchadores destrozalibros de la Plaza Altamira, los guarimberos llenos de odio supremacista nuevo rico wannabe en las urbanizaciones de Venezuela que amenazaron a sus vecinos y pusieron trampas para cazar seres humanos en la vía pública que lamentablemente funcionaron, etc, etc., ad nauseam.
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