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martes, 19 de febrero de 2013

Por temor y codicia se nos caricaturiza en España, el Auschwitz del neoliberalismo

Página de hoy 19/02/2013 en el diario "El Mundo" de España
No es sorprendente que en un país donde tener viviendas sin habitantes y habitantes sin viviendas, donde casi cada día hay un suicidio porque como en las viejas novelas de Dickens ser "insolvente" es una marca indeleble que estigmatiza a familias enteras para su inexorable inmolación en el Auschwitz neoliberal en el que los nuevos "arios" tienen el poder total y se mofan de la mayoría "impura" que cuando despierta de su zombificación y se manifiesta en contra de su condena es apaleada brutalmente y detenida, donde una masa cada vez mayor de niños pasa hambre, cada vez más gente es más pobre mientras las empresas aumentan sus ganancias y se pavonean en revistas y telerreportajes personajes con cargos hereditarios cuyas propiedades se saben malhabidas; no es sorprendente, digo, que en ese país donde valientes siguen soñando su eterno sueño de República en lodosas cunetas en las que sus torturados restos se pudren de olvido oficial y obligatorio para no ser peligrosa inspiración en tiempos urgidos de esperanza se nos caricaturice. Porque nos temen. Somos los fantasmas que creyeron olvidados, encunetados, hechos limo en acequias y polvo en caminos. Nos temen porque aquí vive el sueño que allá aún duerme a los lados de las carreteras y que con cada indignación amenaza despertar. No, al contrario: es muy, pero muy comprensible que quienes detentan el poder real y mediático nos teman, que la Venezuela Bolivariana, cuyo nombre invoca al héroe que terminó con el dominio de la Corona española en América les provoque estremecimientos, que la cobriza Bolivia Plurinacional que retoma el control de sus derechos de los testaferros del nuevo colonialismo les estremezca, que la Argentina que ha preferido el bienestar de sus ciudadanos al de los empresarios españoles les parezca espeluznante, o que en el otrora Ecuador "mecido" se levante un movimiento indetenible que ha derrotado a la Banca y amenaza con hacer que los medios de comunicación sirvan a la sociedad toda y no a la sociedad mercantil nada más les produzca convulsiones de exorcizado, es harto comprensible. Y si a ello agregamos que el destello de ciertos colores, el eco de ciertas palabras, el rugido de las multitudes despiertan memorias, invocan a quienes parecían olvidados, y aquellas banderas que se creían tan desintegradas como los cuerpos de los encunetados vuelven a verse izadas en manos jóvenes españolas, que comienzan a recordar una historia que quiso ser borrada a fuerza del yuppismo, marcha y farándula de la fiesta de la "transición" de la que ahora queda una resaca interminable, vemos claramente que las causas de su horror están justificadísimas. Somos reflejo, y a través del espejo del Atlántico nos ven como futuro posible unos, otros vemos allá como pasado reciente: ¿acaso no recuerdan estos atolondrados "indignados" a nuestras "marchas de los pendejos" encabezadas entonces por un ya anciano Uslar Pietri? Tan falsa su transición como la nuestra, su fin de la dictadura como el nuestro, su democracia como la nuestra. El bipartidismo que se instaló aquí y que creímos tan nefasto que era imposible que se pudiera repetir en otro lado, lo vemos en ese reflejo que se nos antoja patético y cansino, AD-PSOE / COPEI-PP, y por ello no nos extrañan reuniones de figuras de ambos lados de ese espejo de feria siniestra, como la reciente de Felipillo con el Caprino que sirvió para el descrédito mutuo.
Lenguaje corporal: si Caprino se le arrima más a Felipillo se cae de la silla.

Y si de bipartidismos agotados y agotadores hablamos, no podemos dejar de mencionar la inmensa frustración del pueblo estadounidense, empobrecido, explotado y cada vez más vigilado por un Estado cada vez más militar y policial, que inicia el segundo período de Obama prácticamente sin expectativa alguna, luego de que una campaña de mercadeo sobre un "cambio" demostró ser sólo eso: propaganda.

Por eso nos odian: como buenos racistas, nos temen por nuestras similitudes más que por nuestras diferencias. Por ello en sus artículos o conversaciones no se citan cifras de pobreza, alfabetización, escolaridad, hambre, vivienda, etc. No sólo por que las de ellos son muy malas y las de nosotros cada vez mejores, sino porque el miedo es irracional, no sólo no necesita verdades, sino que requiere mentiras, porque de ese miedo nace el odio, que es el que produce acciones limitadas pero peligrosas de los neofascistas de allá y aquí. por eso se nos caricaturiza en España, como vemos en la lamentable pieza que incluyo aquí precediendo estas líneas a modo de ilustración pero que es una de miles, publicada de día en día, en las que como te indico nunca citan los sucesivos informes de la CEPAL que dicen cómo Venezuela es hoy el país menos desigual en el reparto del ingreso de la región, por ejemplo, o cómo la FAO declaró a la República Bolivariana libre de hambre, o la UNESCO de analfabetismo. Sólo recurren al cliché macartista pueril, con frases que podrías encontrar más brillantes en un cómic del "Capitán América" en el que se enfrente con su archienemigo "Calavera Roja" (Red Skull). Porque lo que hacen los medios contra Venezuela no es informar, es propaganda, a la Goebbells o a la Hearst, cuando más "suave". Porque no les interesa que se informe, no les interesa la verdad. Por eso nos caricaturizan en España, o en Estados Unidos, o en Colombia o dondequiera que supongan que somos un reflejo peligroso. A ese temor hay que añadirle otro elemento: la codicia. Venezuela posee las reservas petroleras más grandes del planeta, y no es el único recurso que tiene en abundancia, además de una situación geográfica de privilegio para el comercio. El no escrito pero codificado "Manual del Neocolonialismo" indica que cualquier Estado que posea algo codiciable que se niegue a compartir en "términos razonables" (esto como sabemos significa 90% para las empresas trasnacionales y 10% para la oligarquía local, en consideración generosa) debe ser remojado en el ácido de los "medios de comunicación libres" hasta ablandar, como condición previa a cualquier tipo de intervención, como hicieron con Irak (cosa que queda en evidencia en la película "The green zone"), Libia, Irán, Corea del Norte, Siria, e incluso con la pequeña Nicaragua, a la que el gobierno de Reagan llegó a calificar de "amenaza directa para los EE.UU.".  Si no es por el temor y la codicia, ¿por qué nuestros revolucionarios pero modestos logros nunca llegan a ser del conocimiento del público que se alimenta con el pienso barato que les suministran el Grupo Prisa, Vocento, CNN, etc.? En vez de ello, recurren a cosas tan atroces, falsas y truculentas como esta:
Lo que quiso ser una nueva escalada en la propaganda de ablandamiento contra Venezuela, fue un bumerán brutal que les golpeó con fuerza centuplicada quitándoles cualquier vestigio de credibilidad que pudiera haberles quedado para mentir sobre la Revolución que está en marcha nuevamente en casi toda América Latina. Ni con verdad ni con mentira pueden "ablandarnos", por eso nos caricaturizan: por el temor y la codicia.
Por ahí vi con mucha esperanza el germen de un movimiento que en España aboga por una Constituyente. Por su futuro y el nuestro, les deseo mucho y pronto éxito.

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