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lunes, 11 de noviembre de 2013

Venezuela: Ni costo de reposición ni confiscación. Algunas precisiones sobre la guerra económica en Venezuela

Algunos mucho más brillantes e informados que yo han derramado ya sus ideas sobre nuestras pantallas acercad de la "guerra económica" y sus últimos rounds, pero me interesa poner en tela de juicio algunos puntos que ni la brutal campaña mediática corporativa ni la errática y descoordinada "política" informativa del Estado venezolano han aclarado.

Lo primero es que, como ya muchos han terciado desde hace rato, toda guerra es económica. Nuestra guerra de independencia intentaba que los locales tuvieran el dominio de las riquezas y no el Imperio español. Visualicemos en nuestras mentes un mapa donde en vez de flujos de petróleo o migratorios grandes flechas dibujaran los flujos de capital. Las cifras de la CEPAL que avalan a Venezuela como el país menos desigual de la región nos dicen que la renta petrolera (básicamente la única fuente de divisas existente en nuestro país monoproductor) ha sufrido un monumental aunque aún insuficiente cambio en su distribución desde el arribo de Chávez al poder, lo que es en sí mismo una Revolución. De igual modo, en el plano internacional, el incremento por un lado de los aportes de la explotación petrolera al Estado mermando así los desproporcionados beneficios de las empresas transnacionales energéticas, así como la nacionalización de empresas básicas (CANTV, la actual CORPOELEC, etc.) y el fortalecimiento del sector público en áreas antes cotos cerrados de capitales predominantemente extranjeros, han cambiado progresivamente la dirección del chorro de dinero que antes se iba a Wall Street o a paraísos fiscales; los millones de dólares de dividendos de CANTV o del Banco de Venezuela que ahora se destinan a inversión social y que antes iban a accionistas privados en el exterior son muestra de ello. ¿Por qué creen si no que los grupos mediáticos ligados a grandes consorcios económicos mantienen una guerra de propaganda contra la Revolución Bolivariana? De igual modo, a lo interno la redistribución de la renta ha originado una batalla, un recrudecimiento de la lucha de clases que parafraseando a Clausewitz ha tomado a a política como la guerra por otros medios. En la Venezuela post petrolera, la clase dominante creció de la intermediación y del comercio, regada con las divisas que dejaba la monumental exportación petrolera, especie de piñata que una vez reventada y en virtud de esa Ley de la selva que es el capitalismo su contenido era acaparado por una minoría cada vez más poderosa, dejando a millones en la casi indigencia. Y no es un decir: 1998, el último año de la "Venezuela puntofijista", uno de los mayores exportadores de petróleo del siglo encontraba a la mitad de su población en pobreza. Si esto sólo no es suficiente para condenar por inmoral a un sistema, entonces nada lo será. Así que lo que sucede hoy es lo mismo: la batalla de unos pocos por acaparar las riquezas que deben ser de todos.


Los mitos de la derecha sobre las recientes acciones del Gobierno de Maduro para garantizar el acceso de la población a bienes y servicios



  • "Esos dólares son míos para hacer lo que yo quiera"
Como cualquier estudiante de primaria sabe, Venezuela es un país monoproductor y monoexportador, lo que quiere decir que en la práctica su única fuente de divisas es el petróleo, que por Ley administra el Estado para el beneficio colectivo. Recientemente, el Ministro de Energía y Presidente de PDVSA Rafael Ramírez aclaró que el 96% de las divisas del país provienen del aporte petrolero, y con ellas cuenta el Estado para satisfacer las innumerables necesidades de la población que tienen mucho que ver con la dependencia petrolera, por lo que hay que gastarlos en importar alimentos, medicinas, tecnología e incluso muchos productos de lujo que son para la los más poderosos. Y también, por supuesto, para que los más afortunados puedan viajar y hacer sus compras en el exterior, etc. En fin, no existe eso que claman los derechistas que "esos dólares son míos" y que deban disponer de ellos a su antojo.


  • "Las alzas son por el costo de reposición"
En Venezuela no sólo el Estado tiene las divisas, sino que luego del fracaso de las acciones de la "oposición  democrática" que incluyeron un golpe de Estado, el Sabotaje a la industria petrolera y el intento de un Paro General, intentaron secar al país comprando divisas en la nación para venderlas o depositarlas en paraísos fiscales en el exterior. Por ello, en febrero de 2003 se instaló un tipo de cambio controlado de divisas y regulaciones para acceder a ellas. El último "ajuste cambiario", molesto eufemismo (como todos) para no decir devaluación, se realizó en febrero de 2013. Si el Estado maneja todas las divisas, y si las vende al mismo precio desde esa fecha, es evidente que no existe ninguna justificación más alá de la vulgar codicia para elevar los precios de ningún artículo hasta 20 veces su valor. Eso sin duda constituye usura y es penado en todo el mundo. Por otro lado, la Ley del INDEPABIS establece la prohibición de remarcaje de precios a artículos que el comerciante tenga en almacén, es decir, si lo recibiste en enero y lo etiquetaste para su venta al público en Bs. 100, no puedes llegar cada mes y doblarle el precio y acabar ofertándolo en Bs. 10.000 porque la amante del comerciante quiere un Jaguar. Lo que pasa es que durante demasiado tiempo las leyes sólo metían presos a los pobres, y buena parte de los "negocios" se hacían al amparo de la impunidad, la corrupción y la usura.

  • "Maduro mandó a saquear, confiscar, expropiar, robar", etc.
Las razones para querer controlar el flujo de capitales no son las mismas en los bandos en conflicto en Venezuela. Por un lado, los de siempre, los llamados "Amos del Valle", familias con cierto "pedigrí" y poder desde tiempos coloniales, junto con los "nuevos ricos", toda clase de oportunistas  que aprovecharon sus "conexiones" para enriquecerse con mucho esfuerzo pero ajeno (con excepciones, como siempre), están dominados por algo sencillo: la codicia. "Negocio es negocio y lo demás es mariquera", y "todos los días sale un pendejo a la calle y es de quien se lo encuentre" eran frases usuales para despojar al prójimo de lo que fuera para "bien del negocio".
Es evidente que a este grupo de llamados empresarios, pensar en el "bien común" es algo que es superior a sus capacidades, o también que atribuir al bando contrario motivaciones altruistas equivale a confesar que el propio no las tiene. Como sea, jamás van a admitir que alguna regulación en sus operaciones sirva para "el bien común", porque evidentemente éste se contrapone al "bien privado": los miles de bolívares que el asalariado Juan Pérez deja de pagarles por algo que vale menos de la mitad, lo consideran dinero perdido, es decir, "un robo". Así nos vemos con otro ejemplo casi salido de Groucho Marx donde el universo se voltea, y el ladrón se convierte en héroe y la víctima en criminal. 
En el caso de Daka y los demás negocios intervenidos, el Estado lo que ha hecho es hacer obedecer la Ley, que impide el reetiquetaje y la usura, ésta prohibida expresamente en nuestra Constitución:
Artículo 114. El ilícito económico, la especulación, el acaparamiento, la usura, la cartelización y otros delitos conexos, serán penados severamente de acuerdo con la ley.
Y sigue:
Artículo 117. Todas las personas tendrán derecho a disponer de bienes y servicios de calidad, así como a una información adecuada y no engañosa sobre el contenido y características de los productos y servicios que consumen, a la libertad de elección y a un trato equitativo y digno. La ley establecerá los mecanismos necesarios para garantizar esos derechos, las normas de control de calidad y cantidad de bienes y servicios, los procedimientos de defensa del público consumidor, el resarcimiento de los daños ocasionados y las sanciones correspondientes por la violación de estos derechos.
Estos artículos, junto con la Ley del INDEPABIS otorgan sustento jurídico amplio a  las acciones recientemente realizadas por el Estado.
No ha habido confiscación alguna. Se ha conminado a las empresas infractoras a obedecer la Ley, que los obliga a retirar el remarcaje. Cuando un usuario adquiere un producto en Daka, se lo está comprando a esa empresa, que debe además cumplir con pagar sus impuestos, empleados, garantías al comprador, etc. No es el Estado el que vende, sigue siendo la Empresa infractora quien le vende al cliente pero ahora obedeciendo la Ley del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis),vigente desde 2009.

  • "Maduro está acabando con el libre mercado"
Es evidente que el libre mercado no existe desde hace décadas en Venezuela, si es que alguna vez existió. Lo que hay desde hace tiempo es una cartelización criminal de precios, ya que ofrecen los productos sólo a quienes puedan proporcionar una ganancia máxima, marginando a la mayoría de la población del acceso a ellos. Este hecho por sí mismo justifica ampliamente la existencia del INDEPABIS y de las regulaciones y medidas del Presidente Chávez antes y de Maduro ahora.  Contradictoriamente, páginas como mercadolibre.com , tucarro.com , tuinmuebe.com etc., en vez de servir como alternativas de mercadeo y ampliar la base de ofertas, se convirtieron por obra y gracia de la codicia más escandalosa es los medios para la cartelización perfecta: se usaban las páginas como referencia de cuánto provecho se podía obtener de la venta de un bien determinado, en otras palabras, se cartelizaba el precio al máximo posible de cualquier artículo. Pero sin duda esto no habría tenido resultado si no fuera por dos factores: que gracias a la Revolución Bolivariana que subsidia los servicios públicos, alimentos, controla las tasas de interés de las tarjetas de crédito y otras bancarias, entrega viviendas, computadoras, educación gratuita en todos los niveles y pare usted de contar para no necesitar otro artículo, todos estos beneficios le permiten a la ahora creciente clase media tener un poder adquisitivo que antes no tenía. El otro factor, lamentablemente, es la codicia. Esa sed constante de cosas que realmente no necesitamos y que ha sido alimentado por los medios que nos han condicionado por décadas y por nuestro rentismo petrolero que nos hizo al modelo del American Way. Por ello, a la vez que me alegra que más gente tenga acceso a lo que antes se consideraban privilegios de la gente bien, por otro me entristece ver esas colas interminales de gente bajo el sol para comprar otro, otro TV, pero hiperrealista, de plasma o o sé cómo se llame. Cada vez que se gana una batalla, cien más tocan a nuestra puerta. Como he dicho muchas veces, el principal campo de batalla de una Revolución es la mente.

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